Uno de los artistas más influyentes en mi trabajo, un revolucionario del flamenco que me ha regalado muy buenos momentos de creación. Recuerdo unos meses atrás en la fría Noruega, donde encontré mi momento de desconexión con el mundo, pintando desde que salía el sol hasta que se escondía, sonaba "Lágrimas Negras" como una melodía caída del cielo, que te metía en otra dimensión y que te hacía olvidar por un momento dónde estabas y de lo lejos que tenías a los tuyos. Esos tangos con Diego el Morao que te hacían moverte hasta encima de las altas escaleras. Esa fusión con Bebo Valdés que entra como gasolina en tu cuerpo y hace que disfrutes de tu trabajo como de ninguna otra cosa en la vida. 

Quiero dar las gracias a Julio por el trato recibido y por esa genialidad de foto que me enviaste.